Aparte de la belleza natural, una de las cosas que más fascina a los turistas, es la posibilidad de relacionarse con los nativos masai, uno de los grupos étnicos que habitan en la base del volcán y que generalmente se encuentran pastoreando sus ovejas, vestidos con sus típicas túnicas rojas y con unos collares de marfil, que lo emplean para adornar tanto el cuello como la cabeza.
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